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La Educación Superior en El Salvador.

Hace un año escribí un artículo sobre la educación superior en El Salvador, en el marco de una entrevista en el programa radial del departamento de comunicaciones de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) en la YSUCA, aprovechando una nueva entrevista de un medio escrito y los resultados de la información estadística de instituciones de educación superior del MINED, lo he actualizado y pongo a la disposición de los interesados en el tema.


En primer lugar, es importante destacar que la realidad universitaria actual está marcada por la etapa del conflicto armado que dejo grandes vacios que poco a poco se han intentado superar. Si bien la Universidad Nacional de El Salvador (UES) se fundó en 1841, es hasta 1965 que se crea la ley de universidades privadas y con ella la creación de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), en el período de 1970 - 1980 que crearon tres universidades privadas. Sin embargo, dada la posición beligerante de la UES en la vida académica, social y política que entra en una serie de conflictos con el estatus quo y por consiguiente con los regímenes militares de la época. Se producen una secuencia de agresiones al campus, docentes y estudiantes hasta los famosos cierres.


Esto genera una demanda creciente de la sociedad y un interés particular de entes privados a tal grado que entre 1980 y 1990 se crearon 29 universidades y 112 centros de enseñanza superior. Entre 1990 y 1995 se crearon 7 universidades privadas.


Esta situación conlleva la mercantilización de la educación superior generando las famosos universidades de cochera, estimulada por el ánimo de lucro, el cierre y politización de la universidad nacional, el conflicto y la polarización nacional, la disminución de la calidad del servicio educativo superior, el aumento de la demanda de los y las jóvenes de educación media, la cultura de la carrera rápida y fácil – sin presión académica-,entre otros. Al final en los 90 se tenían 64 universidades y en el 2006 se reducen a 26, dado un proceso de cierres naturales y obligatorios por incumplimiento de las leyes.


“En 1995, El Salvador tenía 42 universidades, de las cuales 40 eran privadas y únicamente dos eran públicas; 42 centros regionales diseminados en el interior de país y 22 institutos tecnológicos. Asimismo se encontraban otras cinco universidades en proceso de autorización; lo que hacía un aproximado de 112 centros para finales del año 1995 cuando entró en vigencia la Ley de Educación Superior” (Rodriguez Ana, Educación Superior en El Salvador, MINED).


Con el fin del conflicto armado se inicia una etapa transitoria y a partir específicamente de la nueva ley de educación superior en 1995 comienzan una serie de actividades regulatorias generales que permite crear una dirección nacional de educación superior y un consejo de educación superior. Se establece un proceso de evaluación y de forma voluntaria un sistema de acreditación de la calidad universitaria.


Este proceso conlleva al cierre voluntario y obligatorio de varias entidades de educación superior: dos por no contar con las condiciones mínimas para ejercer la docencia. Entre 1998 y 2006 se cerraron 11 universidades, 1 instituto especializado y 7 institutos tecnológicos.


Para el 2006 se registran 26 universidades (una pública y 25 privadas, de las cuales una se encontraba en proceso de cierre por ley), este segmento cubría 93% de los estudiantes (115,715); cinco instituciones especializadas (4 privadas y 1 estatal) con 1, 719 estudiantes (1.4%) y 8 institutos tecnológicos con 7, 522 estudiantes, cuatro privados y cuatro estatales. La cobertura fue de 124 mil 956 estudiantes, representando una tasa bruta de matricula del 19%. Cómo se puede observar la educación superior está concentrada en el sector privado que representa el 66.27% con 82 mil 812 estudiantes; el sector estatal representa el 33.73% con 42,144 estudiantes.


INSTITUCIONES

2006

2007

CRECIMIENTO

UNIVERSIDADES

115,715

121,814

5.27%

INSTITUTOS ESPECIALIZADOS

1,719

1,814

5.53%

INSTITUTOS TECNOLOGICOS

7,522

8,618

14.57%

TOTAL

124,956

132,246

5.83%


Para el 2007 se cierran las últimas dos universidades: Leonardo Da Vinci y la Salvadoreña Isaac Newton. Con ello quedan 24 universidades (una pública y 23 privadas) con 121 mil 814 estudiantes (92.12%), cinco instituciones especializadas (4 privadas y 1 estatal) con mil 814 (1.37%) y 8 institutos tecnológicos (5 estatales y 3 privados) con 8 mil 618 estudiantes (6.52%). Significa que la cobertura creció del 2006 al 2007 en un 5.27%, alcanzando los 132 mil 246 estudiantes, concentrándose en el sector privado un 66.23% y en el público un 33.71%


Tipo de Institución

Número de instituciones

Estudiantes 2007/porcentaje en su categoría

Universidad estatales

1

38,09

4 (31.27%)

Universidades privadas

23

83,720 (6

8.73%)

Especializados estatales

1

6,218 (72.15%)

Especializados privados

4

2,400 (27.85%)

Tecnológicos estatales

5

346 (19.07)

Tecnológicos privados

3

1,468 (80.93%)

Total

38

132,2

46

Los porcentajes representan la proporción en su categoría.


Si las tasas netas (36%) y brutas (52%) de educación media son de las más bajas de América latina (36%) , las tasas brutas universitarias son aún menores (19%), esto refleja la brecha y la estructura piramidal de la educación en El Salvador. Los que logran el acceso son muy pocos, solo la matricula del bachillerato general en el 2006 fue de 86 mil 623 estudiantes y en el 2006 únicamente ingresaron un poco más de 2 mil estudiantes. Además, los estudiantes que logra llegar representa generalmente sectores medios y altos, como se observa la educación superior se encuentra privatizada y en mercantilizada.


Sin embargo, el proceso de evaluación y acreditación ha logrado regular y mejorar las condiciones de los 80 y 90. Este proceso ha implicado una autoevaluación, una autoevaluación entre pares evaluadores, un dictamen, una resolución y un acto formal de acreditación. Los criterios consensuados son: la visión institucional, el gobierno y administración, los estudiantes, carreras y programas académicos, investigación, proyección social, recursos educacionales, administración, infraestructura e integración institucional. La instituciones acreditadas son 7: universidad don bosco, UCA, UNICO, ESEN, ITCA, UDJMD y la UTEC.


Las principales observaciones fluctúan de universidad a universidad, se concentran en la falta de inversión en la investigación y la proyección social, en los recursos educacionales como la actualización de libros y materiales en correspondencia a las carreras, las coherencia interna, entre otros. Se tiende a cuestionar los bajos estándares de medición y la rigurosidad en su aplicación, extra oficialmente se señalan vicios en la acreditación.


El financiamiento


El financiamiento de las universidades proviene un 9% del presupuesto del Estado y más del 75% del sector privado – los hogares- aportan $156 millones. Las fuentes directas de los ingresos son 38.5% de los estudiantes, 23.8% subsidios y 29.5% otros. Los ingresos para 2000 fueron de 139.2 millones y en el 2005 alcanzó la cifra de 170.1 millones de dólares. Los gastos pasaron de 108.5 millones de dólares en 2000 a 149.3 millones de dólares en el 2005. Los privados representan un 62.6% y un 37.4% los públicos.


En cuanto a la orientación del gasto el 58% está destinado sueldos, 7.5% en investigación científica, 6% en infraestructura, 12 gasto de funcionamiento y un 16% proyección social, deportes y otros.


Consideraciones generales


Se puede decir que la educación superior crece lentamente y la calidad como sector sigue cuestionada. Se ubica en las tendencias latinoamericanas de expansión del número de estudiantes, concentrándose en el sistema privado, un aumento de la mercantilización y creciente heterogeneidad. Asimismo, los niveles de inversión estatal son bajos y perpetua las desigualdades y asimetrías, persiste la ausencia de investigación científica y conexión con el sector productivo, nulo impacto de las nuevas tecnologías y poco desarrollo de nuevas carreras y áreas de conocimiento.

Sigue el debate en cuanto a la orientación hacia la productividad y competitividad, los sistemas de aseguramiento de la calidad y con ello la evaluación y acreditación de universidades, el nivel de exclusión y la política de ampliación de la oferta pública, entre otros.


Los Desafíos


Por ello, el desafío central se ubica en lograr el derecho a una educación de calidad para todos y todas, eliminar el mercantilismo y elevar la calidad y competitividad. Esto pasa por aumentar la exigibilidad de los estándares de calidad, aumentar la inversión estatal y privada, calificar mejor los docentes en servicio que posibilite nuevas competencias y aprendizajes para la vida.


Persiste una demanda nacional porque el rol de las universidades aporten más en la investigación científica y en los modelos de desarrollo, que incidan para buscar opciones estratégicas transformadoras de los actuales patrones de crecimiento altamente concentrados y reproductores de un sistema de injusticias. Investigación y desarrollo, aplicación de nuevas tecnologías y aprendizajes que aporten a un nuevo paradigma educativo y de desarrollo.


Por supuesto, que requiere una corresponsabilidad del sector privado empresarial, el cual no aporta mucho en las inversiones científicas universitarias, y no todos construyen auténticos compromisos de responsabilidad social empresarial.


El valor social de la educación es fundamental para lograr las transformaciones universitarias, no solo financiando los estudios sino asumiendo los compromisos de los aprendizajes con visión pedagógica y ética; muchas universidades bajan la carga y el profesionalismo para lograr mayor mercado, lejos del principio académico y la rigurosidad científica.


La participación estudiantil y docente en la vida política nacional es un gran reto para lograr nuevos liderazgos y aportes nacionales calificados, ejercer contraloría social partiendo de su centros de estudios ayudaría a mejor la calidad de la educación superior y mejorar sus condiciones, se debe invertir más en los docentes y los ambientes educacionales.


Construir el nuevo paradigma educativo es el desafío fundamental y la gran mayoría de universidades ni siquiera lo consideran en sus análisis. Se deberá buscar una nueva configuración de la educación superior basada en la sociedad del conocimiento que garantice la creación y distribución del conocimiento, incidiendo en las desigualdades y la exclusión actual.

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