La Educación en Centroamérica. (I PARTE)
En el mes de marzo, los ministros de educación de América Latina, se reúnen para evaluar el progreso registrado en la región en el marco de la Educación para Todos (EPT) y el Proyecto Regional de Educación (PRELAC) acordado en el 2002. Se analizan dos documentos claves: “la Educación de Calidad para Todos un Asunto de Derechos Humanos” y “Situación de América Latina y El Caribe- Garantizando la Educación de Calidad para Todos.
Los documentos destacan el esfuerzo realizado por aumentar la educación, la infraestructura, mejorar la formación docente, materiales y currículo. Sin embargo, advierten que el crecimiento y mejora de los indicadores económicos y educativos son insuficientes para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y la Educación para todos (EPT).
En este panorama, se puede afirmar que la educación como pilar fundamental del desarrollo de la región centroamericana se encuentra en una encrucijada. Los aspectos fundamentales son la ausencia de Políticas de Estado, un autentico enfoque de derechos a lo largo de toda la vida, un financiamiento adecuado a las necesidades educativas fundamentales, ausencia de un enfoque de calidad como derecho fundamental, alta polarización que hace inoperante programas de impacto y un débil tejido social que ejerza contraloría social y promueva propuestas de impacto en las transformaciones sociales. Esto hace que predominan enfoques de gobiernos y de la cooperación internacional, con una visión de corto plazo, se imponen tiempos políticos versus tiempos técnicos, prioridades externas de agencias, países y regiones, entre otros.
En la región aún prevalece un enfoque de cobertura en detrimento de la calidad y la equidad, sumado a las presiones de las gremiales que no siempre hacen un énfasis en los intereses nacionales. En la práctica, se omite que son visiones complementarias, en donde la base central es la calidad de los servicios y lograr universalizar los servicios educativos con prioridad para los sectores excluidos y vulnerables.
En el mes de marzo, los ministros de educación de América Latina, se reúnen para evaluar el progreso registrado en la región en el marco de la Educación para Todos (EPT) y el Proyecto Regional de Educación (PRELAC) acordado en el 2002. Se analizan dos documentos claves: “la Educación de Calidad para Todos un Asunto de Derechos Humanos” y “Situación de América Latina y El Caribe- Garantizando la Educación de Calidad para Todos.
Los documentos destacan el esfuerzo realizado por aumentar la educación, la infraestructura, mejorar la formación docente, materiales y currículo. Sin embargo, advierten que el crecimiento y mejora de los indicadores económicos y educativos son insuficientes para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y la Educación para todos (EPT).
En este panorama, se puede afirmar que la educación como pilar fundamental del desarrollo de la región centroamericana se encuentra en una encrucijada. Los aspectos fundamentales son la ausencia de Políticas de Estado, un autentico enfoque de derechos a lo largo de toda la vida, un financiamiento adecuado a las necesidades educativas fundamentales, ausencia de un enfoque de calidad como derecho fundamental, alta polarización que hace inoperante programas de impacto y un débil tejido social que ejerza contraloría social y promueva propuestas de impacto en las transformaciones sociales. Esto hace que predominan enfoques de gobiernos y de la cooperación internacional, con una visión de corto plazo, se imponen tiempos políticos versus tiempos técnicos, prioridades externas de agencias, países y regiones, entre otros.
En la región aún prevalece un enfoque de cobertura en detrimento de la calidad y la equidad, sumado a las presiones de las gremiales que no siempre hacen un énfasis en los intereses nacionales. En la práctica, se omite que son visiones complementarias, en donde la base central es la calidad de los servicios y lograr universalizar los servicios educativos con prioridad para los sectores excluidos y vulnerables.
Centroamérica posee indicadores deficitarios en todos los niveles con mayor rezago en la educación parvularia y secundaria, ofrece pocas posibilidades de continuidad educativa para los jóvenes. Esto sumado a las condiciones sociales y de empleo, constituyen uno de los factores claves en las niveles de vida de la población, su ausencia contribuye a generar subdesarrollo, altas dosis de exclusión y violencia.
El crecimiento de la oferta educativa se concentró en la escuela básica, siendo relevante el aumento de la matricula en el primer ciclo pero insuficiente, ya que la mayoría de niños accede a la escuela pero no logra completar su educación primaria y muchos de los/as niños/as que lo logran no poseen las competencias básicas certificadas. De acuerdo a la UNESCO y Naciones Unidas, pocos países de la región lograran los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y de la Educación para Todos (EPT) al 2015.
De acuerdo a los documentos de la UNESCO, el desafío es una educación de calidad para todos que aporte al desarrollo como factor clave que afecta el bienestar, contribuir a reducir las desigualdades sociales y convertirse en un verdadero canal de movilidad social, combatir la discriminación y la exclusión social, prevenir la violencia y la corrupción, aportando a la cohesión social y fortaler los valores democráticos.
En otras palabras, mediante un enfoque educativo orientado a la calidad, una Política de Estado, el financiamiento, la participación social y las estrategias educativas concertadas, coherentes y competitivas, la región podría lograr una sociedad con un nivel de bienestar adecuado, alcanzando los ODM y la EPT.
Obviamente, el solo hecho de mejor cobertura educativa en el primer ciclo (hasta tercer grado) – o de elogiar los pequeños avances en un ámbito competitivo- no hace desarrollo. Los países que promueven la educación como Política de Estado, un enfoque de calidad y agregan valor e inversión sostenida, logran mejorar sus impactos en el mediano y largo plazo, logran desarrollo humano.
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