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LLEGAR A LOS MARGINADOS. Informe de Seguimiento de la EPT en el mundo 2010.

Este 19 de enero se presentó el informe de seguimiento de la Educación para Todos 2010 de la UNESCO, con una clara advertencia sobre el impacto de la crisis financiera mundial en los países y poblaciones más pobres. A esta realidad debemos agregar los impactos del cambio climático y las crecientes vulnerabilidades en los países de nuestra región.


El informe destaca que los gobiernos no logran tratar las causas profundas de la marginación en la educación, esto aumenta la necesidad de sistemas educativos integradores. La inversión en educación sigue siendo un desafío central para cambiar la historia de las naciones más rezagadas. La perdida de oportunidades en el sector de educación puede frenar el crecimiento económico y la mitigación de la pobreza, así como los progresos en salud, medio ambiente y otros ámbitos. Los gobiernos no logran tratar las causas profundas de la marginación en la educación. El nuevo conjunto de datos sobre la penuria de educación y la marginación en la educación pone de manifiesto el grado de exclusión en ochenta países. A continuación parte de la información difundida por la UNESCO:


Los indicadores del desarrollo humano muestran que la situación se está deteriorando. Se estima que en 2009 unos 125 millones más de personas engrosaron las filas de los malnutridos del mundo y que en 2010 unos 90 millones más de seres humanos se sumirán en la pobreza. El aumento de la pobreza y el desempleo, junto con la disminución de los ingresos, han hecho que muchas familias pobres y vulnerables se vean obligadas a reducir su gasto en educación y retirar a sus hijos de la escuela.


La malnutrición afecta a unos 175 millones de niños cada año y constituye un problema de emergencia, tanto en el plano de la salud como en el de la educación. En 2007 había 72 millones de niños sin escolarizar. Si todo sigue igual, en 2015 habrá todavía 56 millones de niños privados de escuela. Un 54% aproximadamente de los niños sin escolarizar son niñas. En el África Subsahariana hay unos 12 millones de niñas que corren el riesgo de no ingresar nunca en una escuela. En el Yemen, un 80% de las niñas sin escolarizar nunca irán probablemente a la escuela, mientras que en el caso de los varones ese porcentaje se cifra en un 36%.


La alfabetización sigue siendo uno de los objetivos de la educación a los que menos atención se presta. En efecto, en el mundo hay actualmente 759 millones de personas adultas que no saben leer ni escribir y dos tercios de ellas son mujeres. Millones de niños acaban la escuela sin haber adquirido los conocimientos básicos necesarios. En algunos países del África Subsahariana, la probabilidad de que los adultos jóvenes con cinco años de estudios sean analfabetos se cifra en un 40%. En Ecuador, Guatemala y la República Dominicana, menos de la mitad de los alumnos del tercer grado de primaria poseen competencias en lectura superiores a las más elementales... y la necesidad de crear sistemas educativos integradores:


Ampliar el acceso de los grupos excluidos a la educación haciéndola más asequible mediante la reducción de los costos, acercando las escuelas a las comunidades marginadas y creando programas educativos que ofrezcan una “segunda oportunidad”.


Mejorar el entorno del aprendizaje distribuyendo equitativamente los efectivos de docentes cualificados, centrando la ayuda financiera y pedagógica en las escuelas desfavorecidas y dispensando una enseñanza intercultural y bilingüe.


Ampliar los derechos y ofrecer más oportunidades aplicando efectivamente la legislación contra las discriminaciones, ofreciendo programas de protección social y redistribuyendo los fondos públicos.


Elaborar sistemas de acopio de datos desglosados para identificar a los grupos marginados y supervisar sus progresos.


Cuando todavía quedan 72 millones de niños sin escolarizar, la desaceleración del crecimiento económico, unida al aumento de la pobreza y a las presiones que se ejercen sobre los presupuestos de los países, podrían ralentizar o anular los progresos en educación logrados el pasado decenio. Aunque su número se ha reducido, quedan todavía en el mundo 72 millones de niños sin escolarizar. Si persisten las actuales tendencias, en 2015 habrá todavía 56 millones de niños sin escuela. Se suele olvidar con frecuencia a los adolescentes que no están escolarizados: hay 71 millones en edad de cursar el primer ciclo de la enseñanza secundaria que se hallan en esa situación. En el mundo hay actualmente unos 759 millones de personas adultas analfabetas, de las cuales dos tercios son mujeres.

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

En 2007, el número de niños sin escolarizar en América Latina y el Caribe se cifró en algo menos de tres millones, mientras que en 1999 se cifró en 3,5 millones. En ese mismo año, el 5% de los niños en edad de cursar primaria no estaban escolarizados y el porcentaje de la región en el total mundial de niños de esa edad sin escolarizar ascendía al 4% Entre 1999 y 2007, la tasa neta de escolarización (TNE) media en América Latina y el Caribe aumentó del 92% al 93%.3 Las TNE nacionales van desde un 74% en Antigua y Barbuda hasta un 100% en Aruba, y en la gran mayoría de los países de la región se observan TNE del 90% o más (Gráfico 1). La mayoría de los países de la región han experimentado mejoras en este ámbito desde 1999 –sobre todo Guatemala y Nicaragua que lograron progresos importantes– y unos pocos han registrado retrocesos de menor cuantía.


En América Latina y el Caribe, el fenómeno de los niños sin escolarizar tiene más probabilidades de obedecer a la escolarización tardía (57%) que al hecho de no matricular nunca a los niños en la escuela o a la deserción escolar, dos fenómenos que son más frecuentes en las demás regiones del mundo en desarrollo.


Para millones de niños ingresados en primaria, su itinerario a través de este ciclo de enseñanza se caracterizará con frecuencia por tasas elevadas de ingreso tardío, deserción escolar y repetición de grado. En la mitad de los países de América Latina y el Caribe sobre los que se dispone datos, más del 16% de los niños escolarizados desertarán la escuela antes de haber finalizado sus estudios primarios. Este porcentaje es sólo levemente inferior al porcentaje medio del conjunto de los países en desarrollo (véase el Cuadro 2). En la República Dominicana, El Salvador, Guatemala y Suriname, entre un 31% y un 39% de los niños ingresados en la escuela primaria la abandonan antes de haber terminado el último grado, y en Nicaragua ese porcentaje se eleva a un 56%. Es problemático incluso salvar el primer obstáculo: en Nicaragua, la proporción de alumnos que desertó el primer grado de primaria en 2006 –para no volver nunca más a la escuela en algunos casos– se cifró en un 26%, una proporción muy superior al porcentaje medio del 4% observado en el conjunto de la región.


En 2007, la TBE en secundaria para el conjunto de la región oscilaba en torno al 89%.5 Las TBE nacionales en este nivel de enseñanza iban de menos del 70% en El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Paraguay, a algo más del 100% en Brasil y siete países del Caribe.


La proporción de alumnos de secundaria matriculados en la enseñanza técnica y profesional se cifraba casi en un 11% para el conjunto de la región, esto es, un porcentaje levemente superior al promedio mundial que asciende a algo más del 10%. En ocho de los veintinueve países sobre los que se dispone de datos, ese porcentaje era inferior al 5%, pero en otros ocho sobrepasaba el 20% y en Suriname ascendía casi al 50%.


Se estima que el 9% de la población adulta de América Latina y el Caribe, esto es, unos 36 millones de personas, carecen de las competencias elementales en lectura, escritura y cálculo que se necesitan para la vida diaria. En Guatemala y Nicaragua las tasas de analfabetismo alcanzan un porcentaje superior al 20%, y en Ecuador, El Salvador, Honduras, Jamaica y la República Dominicana, esas tasas oscilan entre un 11% y un 18%.


La región de América Latina y el Caribe debería acercarse mucho al cumplimiento del objetivo de alfabetización fijado para 2015, ya que las previsiones para ese año cifran la tasa de analfabetismo de los adultos en un 6,6% y el objetivo que se había fijado era alcanzar el 5,1%. Aunque nos hallamos en pleno Decenio de las Naciones Unidas de la Alfabetización (2003–2012), se sigue sin prestar atención y recursos financieros suficientes a la lucha contra el analfabetismo, que además no se ha integrado en estrategias más vastas de reducción de la pobreza


Lograr la Educación para Todos no es solamente una cuestión de ofrecer más años de escolaridad a los niños, sino de conseguir efectivamente que éstos adquieran las competencias necesarias para que puedan desenvolverse bien en la vida ulteriormente. La escasa calidad de la educación está haciendo peligrar el futuro de millones de jóvenes, muchos de los cuales se hallan ante la perspectiva de ser analfabetos toda su vida.


Las evaluaciones internacionales del aprendizaje miden las diferencias en el aprovechamiento escolar del alumnado que se dan entre los distintos países. Aunque esas evaluaciones abarcan a un número reducido de países de América Latina y el Caribe, los datos empíricos limitados de que se dispone indican la existencia de problemas graves.


Otros dieciséis países se hallan en una posición intermedia: los valores de sus IDE respectivos oscilan entre 0,84 y 0,94. La mayoría de los países de este grupo han registrado progresos desiguales. Aunque su nivel de escolarización es con frecuencia elevado, los indicadores relativos a la alfabetización de los adultos y la calidad de la educación –medida por la supervivencia en el quinto grado de primaria– son menos brillantes. Por ejemplo, la tasa de alfabetización de los adultos es inferior al 80% en Belice y Guatemala, mientras que la tasa de retención escolar es especialmente insuficiente en Brasil, El Salvador, Guatemala, la República Dominicana y Suriname.




Si persisten las tendencias actuales, en 2015 habrá todavía sin escolarizar unos 56 millones de niños en edad de ir a la escuela primaria.


Actualmente, están sin escolarizar unos 71 millones de adolescentes en edad de cursar el primer ciclo de secundaria.

Las disparidades entre los sexos siguen profundamente arraigadas: en veintiocho países en desarrollo, por cada diez varones escolarizados en primaria hay todavía menos de nueve niñas que van a la escuela.

Las muchachas siguen representando todavía el 54% del total de niños sin escolarizar, y las que no están escolarizadas tienen muchas más probabilidades que los varones de no ir nunca en su vida a la escuela.

Se van a necesitar en todo el mundo 10.300.000 docentes suplementarios para lograr el objetivo de universalizar la enseñanza primaria de aquí a 2015.

Han sido escasos los avances hacia el objetivo de reducir a la mitad el analfabetismo de los adultos: todavía hay 759 millones de personas en el mundo que no saben leer ni escribir, y dos tercios de ellas son mujeres.


Son demasiado numerosos los niños que acaban sus estudios primarios sin haber aprendido a leer y escribir. En algunos países del África Subsahariana, los adultos jóvenes que han cursado cinco años de estudios primarios tienen un 40% de probabilidades de ser analfabetos.


Entre las políticas que pueden contrarrestar con éxito las desigualdades persistentes, el Informe señala las siguientes:


Mejorar el acceso a la educación y hacerla más asequible. Los gobiernos deben ir más allá de la mera supresión de los derechos oficiales de escolaridad en la enseñanza básica y ofrecer incentivos específicos a los grupos desfavorecidos.

Fortalecer el entorno del aprendizaje. Los gobiernos no sólo deben garantizar que los niños marginados puedan beneficiarse de maestros altamente calificados, ofreciendo a los docentes incentivos para que vayan a enseñar en las comarcas rurales apartadas y las zonas urbanas desfavorecidas, sino que también deben contratar a maestros originarios de minorías étnicas.

Hacer extensivos los derechos y ofrecer más oportunidades. Las estrategias de educación tienen que integrarse en políticas más generales de lucha contra la marginación. Las políticas de protección social –comprendidos los programas de transferencias de dinero en efectivo– constituyen un medio importante para contrarrestar la pobreza y la vulnerabilidad.


LAS POLÍTICAS DE EDUCACIÓN INTEGRADORAS TIENEN QUE ABORDAR, DENTRO DE UN MARCO INTEGRADO DE REDUCCIÓN DE LA POBREZA, LOS PROBLEMAS QUE SE PLANTEAN A LOS GRUPOS DESFAVORECIDOS CON RESPECTO AL ACCESO A LA EDUCACIÓN, LA ACCESIBILIDAD FINANCIERA DE ÉSTA Y EL ENTORNO DEL APRENDIZAJE.

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