El Informe sobre el Desarrollo Mundial 2007: El Desarrollo y la Próxima Generación, que recientemente publico el Banco Mundial, esta orientado a profundizar en la realidad de los jóvenes en el mundo, sus oportunidades actuales y las posibilidades reales de un desarrollo sostenible. El punto de partida, al igual que lo realizó recientemente el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) en el día mundial de la población (11 de julio), es resaltar la importancia de este grupo de población para el desarrollo de los Estados y el peso relativo en la proporción de la población, la cual genera una ventaja demográfica en tanto que se disminuye la tasa de dependencia y genera oportunidades de desarrollo. Destaca la presencia de más de 1.300.000 jóvenes en el mundo en desarrollo, el grupo más grande en toda la historia, América Latina cuenta con aproximadamente 140 millones entre 12 y 24 años.
Esta tendencia podría impactar en reducir la pobreza y aumentar el desarrollo humano de manera sostenible, si los gobiernos modifican la lógica de inversión hacia la juventud. Como indica el informe, de lo contrario, se correrá el riesgo de sufrir tensiones sociales y de quedar rezagados en la economía mundial.
El informe destaca la falta de una educación de calidad y advierte que las desigualdades en las oportunidades están generalizadas. La población pobre, mujeres y niñas en zonas rurales tienen pocas posibilidades de desarrollo e inserción en un ambiente cada vez más competitivo versus la población con mayores ingresos. Esta población recibe servicios educativos y de salud con amplias diferencias, en donde las oportunidades generan brechas insostenibles. El clima de seguridad y de acceso a una educación de calidad y empleo únicamente generan migración, desesperanza, estimula la violencia y el círculo de pobreza.
En cifras globales, casi la mitad de todos los desempleados son jóvenes, las tasas de desempleo de los jóvenes son dos o tres veces mayores que las de los adultos, 500.000 jóvenes de menos de 18 años de edad son reclutados por el ejército y grupos paramilitares, unos 300.000 jóvenes de menos de 18 años han intervenido en conflictos armados en más de 30 países de todo el mundo, cada año, 13 millones de niñas de 15 a 19 años dan a luz, los jóvenes representan casi la mitad de todos los nuevos casos de infección por el VIH, entre otros.
Se identifican tres políticas estratégicas que permiten potenciar las inversiones en la población juvenil: 1) ampliar las oportunidades, 2) mejorar las capacidades, y 3) ofrecer segundas oportunidades a los jóvenes que han quedado rezagados debido a circunstancias difíciles o decisiones desacertadas.
El informe sugiere sentar bases sólidas con inversiones tempranas en nutrición, salud y desarrollo psicosocial ( a propósito de celebrar el mes de la niñez y la adolescencia), evitar el trabajo infantil, fortalecer la educación para atender la demanda creciente, concentrar los esfuerzos en terminar la educación secundaria (a propósito de la demanda que existen en el programa EDUCAME y la falta de recursos para brindar el servicio a jóvenes del tercer ciclo y bachillerato), diversificar el financiamiento de la educación y lograr la participación del sector privado en la misma, ofrecer capacitación a los jóvenes y lograr la participación en la vida cívica. Ampliar el acceso a recursos y el acceso a información para mejorar las decisiones. Ofrecer segundas oportunidades para compensar desventajas.
Con la limitada inversión social que el país realiza y las pocas oportunidades para la juventud, la tendencia es continuar con un país inestable y al borde del caos, es preciso una cambio estratégico; ya que es posible reducir la pobreza y aumentar las posibilidades de desarrollo humano sostenible si los jóvenes reciben una buena educación, salud, formación laboral, empleos y educación ciudadana. Además, el país debe ofrecer mejores oportunidades en un clima de seguridad y libertad. El desafío es lograr jóvenes competentes, concientes y comprometidos por su desarrollo, la comunidad y el país.
Esta tendencia podría impactar en reducir la pobreza y aumentar el desarrollo humano de manera sostenible, si los gobiernos modifican la lógica de inversión hacia la juventud. Como indica el informe, de lo contrario, se correrá el riesgo de sufrir tensiones sociales y de quedar rezagados en la economía mundial.
El informe destaca la falta de una educación de calidad y advierte que las desigualdades en las oportunidades están generalizadas. La población pobre, mujeres y niñas en zonas rurales tienen pocas posibilidades de desarrollo e inserción en un ambiente cada vez más competitivo versus la población con mayores ingresos. Esta población recibe servicios educativos y de salud con amplias diferencias, en donde las oportunidades generan brechas insostenibles. El clima de seguridad y de acceso a una educación de calidad y empleo únicamente generan migración, desesperanza, estimula la violencia y el círculo de pobreza.
En cifras globales, casi la mitad de todos los desempleados son jóvenes, las tasas de desempleo de los jóvenes son dos o tres veces mayores que las de los adultos, 500.000 jóvenes de menos de 18 años de edad son reclutados por el ejército y grupos paramilitares, unos 300.000 jóvenes de menos de 18 años han intervenido en conflictos armados en más de 30 países de todo el mundo, cada año, 13 millones de niñas de 15 a 19 años dan a luz, los jóvenes representan casi la mitad de todos los nuevos casos de infección por el VIH, entre otros.
Se identifican tres políticas estratégicas que permiten potenciar las inversiones en la población juvenil: 1) ampliar las oportunidades, 2) mejorar las capacidades, y 3) ofrecer segundas oportunidades a los jóvenes que han quedado rezagados debido a circunstancias difíciles o decisiones desacertadas.
El informe sugiere sentar bases sólidas con inversiones tempranas en nutrición, salud y desarrollo psicosocial ( a propósito de celebrar el mes de la niñez y la adolescencia), evitar el trabajo infantil, fortalecer la educación para atender la demanda creciente, concentrar los esfuerzos en terminar la educación secundaria (a propósito de la demanda que existen en el programa EDUCAME y la falta de recursos para brindar el servicio a jóvenes del tercer ciclo y bachillerato), diversificar el financiamiento de la educación y lograr la participación del sector privado en la misma, ofrecer capacitación a los jóvenes y lograr la participación en la vida cívica. Ampliar el acceso a recursos y el acceso a información para mejorar las decisiones. Ofrecer segundas oportunidades para compensar desventajas.
Con la limitada inversión social que el país realiza y las pocas oportunidades para la juventud, la tendencia es continuar con un país inestable y al borde del caos, es preciso una cambio estratégico; ya que es posible reducir la pobreza y aumentar las posibilidades de desarrollo humano sostenible si los jóvenes reciben una buena educación, salud, formación laboral, empleos y educación ciudadana. Además, el país debe ofrecer mejores oportunidades en un clima de seguridad y libertad. El desafío es lograr jóvenes competentes, concientes y comprometidos por su desarrollo, la comunidad y el país.
El Informe del Banco Mundial no profundiza la grave situación que enfrentan los países pobres y mucho menos destaca medidas oportunas para que los gobiernos modifiquen las actuales políticas sociales y el nivel de inversión hacia la juventud.
Comentarios