La niñez salvadoreña ya cuenta con un nuevo marco legal que le protege, además de ordenar y regular las políticas orientadas a favorecer su desarrollo. La ley llega tarde y ha sido una deuda social desde la ratificación de la Convención sobre los derechos del Niño (1990), sin embargo, es necesaria y urgente su aplicación. Superadas parte de las divergencias que plantearon los diferentes sectores en cuanto a: violencia hacia la niñez, el rol del Estado y la Familia, los niveles de intervención de los padres y madres para corregir, los juzgados especiales para la aplicación de la nueva ley, la participación de las alcaldías y la institucionalidad para ejecutar la ley, entre otros. Ahora, es la hora de su aplicación. En ese marco, es fundamental reiterar que mientras no exista voluntad política para su aplicación, la nueva ley será letra muerta como muchas iniciativas legales, ya la implementación requiere una solidad inversión social, una institucionalidad fuerte y una política integr